Inductores de colágeno. Estas sustancias estimulan el colágeno de la piel para que se forme de nuevo y luzca más tersa y brillante. Estos tratamientos no son inmediatos, “pasa un mes desde que se ponen hasta que comienzan a actuar”. Su ventaja, un resultado natural con una duración que dependerá de la cantidad y la calidad de colágeno que cada uno pueda fabricar.
Hilos tensores. Su implantación subcutánea mejora la flacidez de la piel. Los avances en esta técnica permiten perfeccionar y personalizar los tratamientos debido a que los modelos de hilos disponibles han aumentado, y con ellos, la variedad de tamaños, grosores y longitudes. “En una misma persona podemos usar varios hilos distintos dependiendo de la zona”, apunta la experta. Y destaca como novedad la presencia o no de espículas en los hilos, una especie de enganches que permiten regular su efecto tensor.
Láseres de nueva generación. Las técnicas a nivel de láser para rejuvenecimiento facial permiten reducir los efectos secundarios e incrementar su poder tensor. Asimismo, la especialista remarca la aparición de radiofrecuencias más exactas y la innovación en los tratamientos y protocolos de flebología.
Medicina estética y genética. Presentación de las últimas investigaciones a nivel universitario y científico sobre genética aplicada a la medicina estética “
“ CUANTO MAYOR SEA LA FALTA DE TOXICIDAD EN EL CUERPO Y EL ESTADO ANÍMICO DEL PACIENTE SEA OPTIMO , MEJOR SERÁ EL RESULTADO Y LA RESPUESTA DEL CUERPO.
Sin duda alguna cuando se mezclan la medicina estética y la salud emocional los resultados son mucho más efectivos y duraderos.

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